Azimuth-47

22 / DIC. 2023 /Profesional destacado Una practicante que llegó para quedarse Al estar en un colegio técnico, el último año de su formación secundaria le correspon- dió realizar la práctica profesional. La espe- cialidad que eligió fue Secretariado Ejecutivo. “Eran dos grupos de Secretariado Ejecutivo y nos daban una lista de lugares a escoger para hacer la práctica. Todas las compañeras mo- rían por ir a las aerolíneas; aunque ahí costa- ba muchísimo que contrataran a las practican- tes así que nunca lo vi como una opción real”. Sin muchas expectativas y sin conocer nada de la institución, Lorena solicitó una entrevista al De- partamento de Recursos Humanos del CFIA y ahí empezó a trazar el futuro que tanto anheló. La ubicaron en el CIT realizando labores ad- ministrativas y secretariales propias del con- greso recién concluido de 1998. Empezó a ro- zarse con profesionales en Topografía como Luis Ramírez, Francisco Reyes y Edgar Cas- tro, quienes fueron grandes maestros para ella. Al finalizar su periodo de práctica profesional y gracias a su dedicación, habilidades organizativas y atención al detalle, fue contratada casi de inmediato. El CIT me ha permitido conocer mucha gente valiosa y abordar Justamente, su espíritu libre e independiente desde temprana edad la motivó a buscar trabajo en el pe- riodo de vacaciones. De esta manera, con solo 14 años, Lore empezó a trabajar en el Mercado de Ar- tesanías de Curridabat. Aunque toda su vida escolar perteneció al cuadro de honor, cuando estaba en décimo año decidió aban- donar sus estudios, debido a una mala experiencia con un docente. “Tuve un profesor bastante particular y cuando esta- ba en cuarto año reprobó a todo el grupo. Presenté las dos convocatorias y las perdí, así que como esta- ba trabajando dejé tirado el colegio”. Mi mamá estaba furiosa, pero sabía que yo recibiría una lección de vida y cambiaría de opinión Su trabajo en el Mercado de Artesanías duró solo un año, pues el establecimiento cerró operaciones, por lo que Montoya se vio obligada a buscar un nuevo empleo, el cual le abrió los ojos respecto a su futuro. Empezó labores en una tienda manejada por orien- tales, quienes no la dejaban sentarse en todo el día: “Yo no podía sentarme ni un minuto. Cuando no había clientela tenía que buscar algo qué hacer: des- de barrer hasta limpiar las hojas de las plantas que decoraban la boutique... ¡una por una! Cualquier cosa menos sentarme. Ahí empecé a tomarme en serio mi futuro y estaba segura de que ese no era mi lugar”, relata. Así que un buen día, se levantó e inició las gestiones para regresar a su vida de colegiala. Fue así como empezó la aventura del 11º año, ya con la madurez que las experiencias laborales le habían dado. Empezar de nuevo fue una bocanada de aire fresco en la vida de aquella Lorena adolescente, llena de sueños y, sobre todo, conunasedde superaciónque lahizobri- llar como estudiante, pues ahora tenía claro su norte.

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