Revista Azimuth, Colegio de Ingenieros Topógrafos de Costa Rica -45-
A carta cabal
Hablar de don Melvin, es recordar al profesional
serio, preocupado, intenso en su quehacer, exigente
y detallista que admiraba la puntualidad. “No
aceptaba excusas ni la mediocridad. Su carácter
fuerte y firme lo llevó siempre a luchar por la calidad
y el profesionalismo. No importaba qué tan grande
o pequeño fuera el proyecto a entregar”, resalta su
hijo mayor. Hoy esas virtudes son el gran legado para
quienes le suceden en el campo de la topografía y en
la administración del negocio.
“Mi padre siempre tuvo pasión por la natación. Su
abnegación por este deporte hizo que lo nombraran
Presidente de la Asociación de Natación de Costa
Rica y por años compartimos en las piscinas del país
o fuera de él, y por supuesto siempre acompañado
de mi madre”.
Don Melvin tuvo su otra afición en la pesca. “La
practicó siempre en ríos y mares, en sus tiempos
libres con amigos, colegas, familia, y hasta sus nietos,
quienes aprendieron a saborear un pescado recién
traído del mar y a sentir la bella sensación de un
jalón de cuerda”.
El ajedrez también formó parte de su vida familiar.
Fue su mejor arma para desarrollar la memoria, la
concentración, la inteligencia, la paciencia. Era
tanto su amor por este juego de astucia y minuciosa
planificación, que trasladó esa enseñanza a sus
nietos.
Su amor por la lectura la dejó impregnada en su
familia. “Todos lo recordamos con un libro en la
mano. Qué regalaba en Navidad? Pues, un buen
libro escogido especialmente para cada persona,
que caía como anillo al dedo. Es de resaltar su
habilidad para contar -entre comidas y bebidas. una
historia, una anécdota. Siempre con la gracia que le
caracterizaba….siempre alegre….siempre feliz de
los años pasados, de los años en carretera”, recuerda
con emoción su hijo Melvin.
Como todas las personas que dejan una profunda
huella en los corazones de quienes lo conocieron,
don Melvin nos abandonó el pasado 1 de julio de
2012 a los 78 años de edad. Su legado tiene dos
sellos de marca, dos palabras henchidas de elevado
valor: COMPROMISO Y HONESTIDAD. Su mejor
legado para quienes continúan su obra. Esos valores
los inculcó a los familiares, colaboradores de la
empresa, clientes y todos aquellos que se toparon
con esta inigualable persona.
Multifacético
“Gracias Papá… gracias don Melvin por
el gran legado a nuestra profesión!
Su hijo Melvin lo expresa en una frase.